Juan Carlos mantenía el vaso de ginebra aferrado a la mano derecha, su mirada recorría la barra, más allá de Don Atilio, hacia la puerta de calle. Sólo necesitó un trago para terminar lo que quedaba de su bebida. Incrédulo de su mala suerte, miró el vaso antes de volver a inclinarlo sobre su boca.
- Cuánto sufrimiento, Don Atilio.
- Esto no es birra, Juan Carlos.
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1 comentario:
esto es un descubrimiento dorado.
qué grato es leer a Don Atilio. esos diálogos están copados de birra!
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